SANTOS HERNANDEZ 1924

SANTOS HERNANDEZ 1924

Categoría: Product ID: 38071

Descripción

TAPA: PINO

AROS Y FONDO: PALO SANTO DE RÍO

AÑO DE CONSTRUCCION: 1924

TIRO: 655

ACABADO: GOMA LACA

ESTADO: USADA

ALTURA 6º CUERDA SELLETA: 9 mm

ALTURA 6º CUERDA TRASTE 12: 2,6 mm

DISTANCIA ENTRE 6º Y 1º EN SELLETA: 56 mm

DISTANCIA ENTRE 6º Y 1º EN CEJUELA: 41 mm

PESO:1350 gr

PRECIO: CONSULTAR

El instrumento ha sido restaurado por Francisco Manuel Díaz, que ha reparado varias fisuras en tapa y fondo.

SANTOS HERNANDEZ (1873-1943)

Santos Hernández nació en Madrid, en 1873 y es, sin duda, uno de los más grandes constructores españoles de guitarra del siglo XX.

Aunque se le atribuye a Manuel Ramírez haber sido quien enseñó a Santos Hernández, aprendió el oficio en el taller de Valentín Viudes. Poco tiempo después se incorporó al taller de José Ortega, en Granada, pasando más tarde al taller de el hijo de Francisco Gonzalez.

En 1895 se marcha a cumplir el servicio militar, por aquel entonces tiene registrado su domicilio como guitarrero, oficio que viene ejerciendo desde el año 1890 en la calle San Isidro nº 5.

En 1910 ya trabajaba para Manuel Ramírez, en la calle Arlabán, aprendiendo sus técnicas y convirtiéndose en uno de sus principales oficiales.

Su participación en la construcción del famoso Manuel Ramírez de 1912 de Andrés Segovia selló su reputación como un luthier extraordinario.

Hay una anécdota muy famosa acerca de una guitarra en la que están involucrados Ramirez, Santos y Segovia:

Según cuentan, Segovia (1893-1987) tenia tan solo 18 años cuando entró a la tienda de Manuel Ramirez y se presentó, él había llegado al taller de Manuel por recomendación de amigos en Córdoba (España). El joven guitarrista estaba en Madrid hacia unos días con la intención de dar un concierto, y le explicó a Manuel Ramirez que la guitarra que tenia no respondía a las exigencias y le pidió que le proporcionara el mejor instrumento que dispusiera, explicándole que no podía darse el lujo de comprarla en ese momento pero si estaba dispuesto a alquilarla.

A Manuel la propuesta no le pareció mala y pensó que sí se alquilaban pianos porque no alquilar una guitarra?

Dada esta situación Manuel le pidió a Santos Hernandez que le trajera la guitarra que habían construido para un tal Manjón.

Ramirez le explicó a Segovia que un músico ciego le había encargado la construcción de una guitarra, pero cuando fue a retirarla, la probó y después de tocarla, comenzó con criticas hacia el instrumento, decía que carecía de volumen y sustain, que algunas notas eran mas apagadas que otras… y como Manjón continuó despreciando la guitarra, el Sr Ramirez se indigno mucho y le gritó:

¿Acaso cree que porque construí este instrumento con la colaboración de mis discípulos, eso es motivo de vergüenza y que por esa razón conseguirá disminuir su valor y se la entregaré a un precio insignificante? Yo tengo mi orgullo y preferiría guardarla en su estuche por siempre antes que vendérsela a Ud!

Segovia comenzó a tocar la guitarra y Ramirez al escucharlo tocar, se la entregó como un regalo al ver el talento del joven guitarrista. La Ramirez de 1912, es la que Segovia utilizó durante los próximos 25 años de su carrera. Aunque esta lleve la etiqueta de Manuel Ramirez, en general se reconoce que ha sido principalmente construida por Santos Hernandez.

Manuel Ramirez murió en 1916, no obstante Santos Hernandez y Domingo Esteso continuaron trabajando para la viuda hasta 1921. Varios de los modelos construidos en esta etapa llevaban las iniciales S.H. o D.E. en la esquina de la etiqueta.

A pesar de estar trabajando para la viuda de Ramirez, en 1918 Santos Hernandez abrió su propia tienda en Madrid, sin descuidar el trabajo de la viuda. Estas guitarras son las que llevan la etiqueta con la dirección Plaza de Nicolas Salmerón, hasta que abre su taller definitivo en 1921 en la Calle Aduana 27, y posteriormente nº 23 a partir de 1931.

En 1922, Segovia fue a ver al Sr. Hernandez porque necesitaba reparar la famosa Ramirez/Hernandez de 1912, entonces Santos Hernandez sugirió que como él la había construido, debería permitirle sustituir la etiqueta Ramirez por la suya. Segovia se negó, pero le dijo que si lo deseaba podría colocar su etiqueta dentro de la guitarra, con la inscripción «reparada por Santos Hernandez», que es lo que Hernandez hizo después.

La relación entre Hernandez y Segovia no fue fácil.

A mediados de 1920 Santos Hernandez ofreció construir una guitarra a Segovia. Poco después durante una visita a Madrid, Segovia invitó a Hernandez a ir a ver un nuevo instrumento, era una copia de la Ramirez/Hernandez del 1912 realizada recientemente por un luthier de Suiza, era una replica exacta, y Segovia fue muy entusiasta sobre sus virtudes. (aunque en realidad no hay indicios de que Segovia haya utilizado esta imitación en sus conciertos)

La falta de interés sobre la evolución del nuevo instrumento que Hernandez estaba construyendo para el, sumado al énfasis que ponía en las supuestas virtudes de la replica, hicieron que Hernandez se sintiera agraviado, y decidiera no mostrarle nunca la guitarra. Él guardó la guitarra y se refirió a ella a partir de entonces como «La Inédita».

Hernandez fue muy reservado con este instrumento, y se negó a mostrarlo. La Inédita estuvo en posición de Santos Hernandez hasta su muerte en 1943. Tras la muerte de la viuda de Hernandez, la guitarra fue heredada por su sobrino Santos Bayon, quien en la década del 70´, según se comenta, terminó vendiendo a un coleccionista Mexicano en la suma de un millón de pesetas.

Santos murió en 1943, y si viuda contrató como guitarrero a Marcelo Barbero que continuó con la tienda.

 

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