Manuel De La Chica (1911-1998) es uno de los constructores de guitarras granadinos más importantes hasta la fecha. Fue un luthier autodidacta que comenzó estudiando y reproduciendo las guitarras de Santos Hernández en los años treinta. Posteriormente pasó un tiempo en el taller de Pepe de la Alhambra, que trabajó con Benito Ferrer, antes de montar su propio taller.
Con el tiempo, comenzó a desarrollar sus propios diseños.
Su técnica consistía en estudiar cómo viajan las ondas sonoras a través de la guitarra. Afirmó que el secreto para hacer una gran guitarra era aprovechar al máximo las vibraciones.
Aunque alcanzó la fama como guitarrero, como luthier, Manuel construyó no solo guitarras clásicas y flamencas, sino bandurrias, laúdes, bandurrines, laudines, laudones.
Entre sus discípulos se encuentran, Francisco Manuel Díaz (Granada), Pedro Maldonado (Málaga) y Antonio López (París).
Lamentablemente tuvo que retirarse debido a un problema de salud causado por la inhalación de polvo y productos químicos en 1973.